miércoles, enero 16, 2013

¿Hacia dónde vamos en la participación de los padres de familia en la educación?



Mi interés por reflexionar sobre la participación social de los padres de familia en la educación proviene de tres fuentes. La primera la investigación sociohistórica, esto es, en torno al papel histórico de los padres de familia en la construcción de la escuela primaria. La segunda es mi experiencia laboral y personal, pues pasé de ser maestra rural federal a formadora de docentes en servicio, lo que me ha permitido mantener un contacto constante con los educadores, con los imaginarios, las concepciones y las prácticas que dan forma al tejido social de las relaciones entre maestros, escuelas, comunidad y padres de familia. La tercera es el constante cambio de rol que hago todos los días de investigadora a madre de familia que intenta participar en las escuelas de sus hijas.


Expuestos los antecedentes, inicio entonces con un acercamiento en torno al vínculo entre padres de familia, escuela, maestros y sistema educativo a partir de tres nudos problematizadores.


1. ¿Qué tan relevante resulta en México y en los países de América Latina la participación de los padres de familia en la educación?, ¿qué correlación existe entre dicha participación y la mejora educativa? Y aquí son pertinentes dos acotaciones respecto a estas preguntas. Primera acotación: en los países desarrollados se les atribuye a la familia y a la comunidad un peso decisivo en el logro escolar; esto se explica porque existen en forma más o menos generalizada mejores condiciones de vida, lo cual permite contar con una base común en el capital cultural de las familias. Bajo esta lógica, la familia y la escuela tienen un abanico de vínculos coincidentes. Segunda acotación: diversos estudios que abordan el tema de los factores que inciden en los magros resultados educativos en los países de América Latina, consisten en que estos logros de regular a bajo son efecto de lo que sucede en el entorno familiar de los niños. Por otro lado, la participación de los padres de familia y los mejores resultados educativos tienen como base también las condiciones sociales y económicas de las comunidades en las que residen, y son frutos de la efectividad o eficiencia de las escuelas.


Respecto a la familia, las variables que los estudios establecen y que se relacionan con los niveles de logro, los he agrupado en tres grandes bloques. En primer lugar, el conjunto de elementos relacionados con los bienes materiales que la familia posee, que van, por ejemplo, desde libros y computadoras, pero que evidentemente en las comunidades rurales indígenas es difícil brindar a los hijos. No obstante, cabe preguntarse entonces qué tipo de recursos hay en el lugar, con los cuales entra en contacto el niño para aprender, así como averiguar la infraestructura, los servicios de salud y la alimentación disponibles. Estos factores son importantes porque inciden en cómo los papás se involucran con los niños y se relacionan también con la posibilidad de estar cerca o lejos respecto a lo que la escuela requiere o dispone culturalmente y lo que las familias tienen. Otra de las variables simbólicas es la manera en que el hogar se organiza, es decir, si hay claridad con los roles. Entre las variables simbólicas también cobra un enorme peso el clima afectivo, si es un hogar donde el niño recibe afecto y se siente querido. Un tercer conjunto de elementos relacionados con la familia se refiere a la escolaridad de los padres, las estrategias de aprendizaje y los conocimientos previos adquiridos por los pequeños en la familia y a lo largo de su educación básica y cómo se involucran las familias o no en las tareas escolares.


Hasta aquí hay un conjunto de elementos muy complejos que agrupé en esta cuestión de lo material o lo simbólico y lo referido estrictamente a la escolaridad. Apartir de ahí las combinaciones son múltiples y establecen una especie de mosaico que hablan sobre la manera en que la familia participa en la educación de los menores.


Respecto a la comunidad, las investigaciones señalan que las comunidades desorganizadas que viven procesos de cambio acelerado –con poco o nulo involucramiento en la escuela, con menos actividades comunitarias que refrenden el sentido de pertenencia y la identidad, con poca confianza en la escuela, con problemas de marginación y de inseguridad– tienen altas probabilidades de que este conjunto de elementos, donde la cohesión social está muy erosionada, impacten en el logro académico de los menores.


2. Entonces, el segundo punto es que mejorar las dinámicas educativas requiere considerar el vínculo entre familia, escuela y comunidad, justamente en este orden, en el cual la escuela queda como núcleo de articulación. Pero aquí falta una consideración más: cuál es el papel de los sistemas educativos en este vínculo que se ubica en el plano microsocial. Al respecto planteo las siguientes consideraciones y una hipótesis explicativa. En América Latina se estructuraron sistemas educativos centralizados y burocratizados, en los cuales la participación social fue un tema marginal. Pero también se presentó en el caso de algunos países de América Latina, que en el marco de Estados autoritarios o populistas interventores y/o benefactores se generó una escasa cultura de participación, o bien éstas pudieron adoptar formas corporativas u operaron por medio de un movimiento social de resistencia. Así, traemos un bagaje histórico que no podemos negar, en el cual el protagonismo ha dominado las intenciones de participación social en el último siglo. Sin embargo, con el advenimiento de las democracias en América Latina, los discursos y debates sobre la participación social en general han cobrado relevancia por dos vías: el Estado como promotor y los organismos que se han dedicado a promover la gestión de estas demandas específicas ante instancias gubernamentales.


Sin embargo, considero que los niveles de logro con que se evalúa el rendimiento escolar constituyen, en muchas ocasiones, una arbitrariedad cultural, generalmente acordes con un mundo de vida urbana en el cual las formas asociadas con lo indígena y lo rural son escasamente consideradas. Esto contribuye a ampliar la distancia entre lo que la escuela es como institución o núcleo de la operación de la política y los padres de familia. En el marco de este contexto, el problema reside en si es o no posible promover la participación social en la educación, la cual requiere de sistemas de educación flexibles y de un compromiso con la democracia.

La hipótesis que planteo respecto a la intervención de los sistemas educativos en la participación de los padres de familia en la educación es la siguiente: para que la participación social sea real en las escuelas se requiere que todos los actores aprendamos a participar en un marco de derechos y obligaciones, y seamos guiados por una convicción democrática, pero lo anterior requiere tiempo y paciencia, pues implica un cambio cultural, y también un sistema educativo flexible que avance hacia una verdadera descentralización.


3. Tercer problema: ¿pero qué es la participación social?, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a la participación de los padres de familia en la educación? La participación social implica concebir la acción de los sujetos e insertar procesos de construcción, reproducción y transformación social, es decir, ubicada en contextos históricos y culturales heterogéneos. Desde esta perspectiva, en el caso de la educación es posible pensar en la construcción de tramas de participación, pero éstas deben ser diversas y múltiples, y tejidas en contextos temporales y sociales diversos, dentro de los cuales los actores hacen de las escuelas construcciones sociales con rasgos únicos, pero que a la vez son comunes porque son parte de una nación y de un sistema educativo. Las cuestiones expuestas nos llevan a pensar que el tema de la participación de los padres en la educación implica una identificación plena entre ellos y la escuela. Por lo tanto, se torna necesario definir los vínculos, límites y alcances de la relación entre el Estado, las escuelas y la comunidad y los padres de familia.


Si la escuela es el punto de encuentro en el que operan las políticas educativas y la participación social de los padres de familia se erige como necesaria para mejorar la educación, entonces, los padres deberían ser vistos como partícipes activos de un proceso no sólo relacionado con el aprendizaje de sus hijos, sino la forma en que los adultos debemos también aprender a participar dentro de una sociedad democrática. Se trataría de hacer tejidos finos entre lo global, lo nacional, lo regional y lo local, pero también en sentido inverso, de lo local a lo global.


Hasta aquí planteo los problemas intrínsecos. Aunque poseemos la herencia de una escasa participación social o de una participación corporativa, también tenemos una experiencia muy rica que en mi opinión es preciso reconsiderar. Por ejemplo, en el siglo XIX, antes de que existieran ministerios de la educación centralizados en América Latina y también en México, los padres de familia proponían a un miembro de la misma comunidad al que le tenían la mayor confianza para que inculcara a los niños y las niñas los conocimientos elementales; solían facilitar el local donde funcionaría la escuela y cooperaban para el pago de los maestros y de los útiles escolares.


Asimismo, los padres de familia solían responder a los llamados del párroco o de la autoridad municipal cuando ésta promovía la escuela y solían cooperar para sostenerla. En muchas ocasiones eran los padres quienes enviaban misivas a la autoridad para pedir la reapertura de la escuela, o bien, para pedir que se destituyera a un maestro por alguna razón específica. En pocas palabras, la participación de los papás era fundamental para la promoción y el sostenimiento de las escuelas. Y esta dinámica compensaba una débil y desigual presencia de las instancias de gobierno en el sostenimiento de los establecimientos escolares y la inexistencia de un sistema educativo nacional.

A medida que en el siglo XX los Estados nacionales se fortalecieron y crearon sistemas educativos rectores, la participación de los padres la regularon los gobiernos mediante los ministerios de Educación que fueron estableciendo; de manera simultánea, la sociedad se fue escolarizando y los países de América Latina pasaron de una población fundamentalmente rural a una urbana. En décadas más recientes, la mujer se incorporó de forma masiva al mundo del trabajo y la participación de los padres en la familia respecto a la crianza, la disciplina y la regulación de los tiempos de los hijos, se fue también desestructurando. Además, en la actualidad los tipos de familias se han diversificado y los roles de los padres se están reformulando.


Es importante hacer este tipo de consideraciones para imaginar cómo debe ser o dónde hay espacios para establecer vínculos con los padres.


A continuación presento mis ideas principales:

1. La participación social en la educación es un derecho y una responsabilidad.

2. La participación de los padres de familia en la educación implica lo formal, es decir, las normas, pero también lo informal, lo que se da en la realidad.

3. Implica lo que ya está instituido, es decir, la herencia que traemos, y debemos reconocer lo insustituibles que son estos proyectos.

4. Implica que debemos considerar a los padres como educadores directos de sus hijos dentro de la familia.

5. La participación social de los padres de familia se torna necesaria en el marco de cambios respecto al adelgazamiento del Estado, la desconcentración de la educación que, insisto, debería moverse más hacia la descentralización, la complejización de la sociedad civil, y la construcción de una cultura democrática.

6. Los programas destinados a la mejora de la educación en zonas indígenas y rurales o urbanas en condiciones de marginación requieren de apoyos para mejorar las condiciones de vida de las familias, y al mismo tiempo fomentar la participación de los padres y la comunidad. Es decir, la sola participación de los padres no mejorará la educación; necesita también que la estructura del sistema educativo apoye con los demás factores que gravitan y que se relacionan en forma estrecha con las condiciones de vida de las familias pobres.

7. La participación de los padres de familia constituye un elemento necesario, mas no el único, para la mejora de la calidad de la educación.

8. Y por último, la participación de los padres en la educación debe ubicarse en dos planos: la educación en el hogar y la mejora de la educación en la escuela.


Si la escuela es el punto de encuentro en el que operan las políticas educativas, y la participación social de los padres de familia se erige como necesaria para mejorar la educación, entonces, los padres deberían ser vistos como partícipes activos de un proceso no sólo relacionado con el aprendizaje de sus hijos, sino la forma en que los adultos debemos también aprender a participar dentro de una sociedad democrática.

Fuente: Blog de educación de SAN LUIS 

14 comentarios:

Karina dijo...

ale .. un sacerdote sordo ciego.. leelo..

El Padre Axelrod, proveniente de una familia judía ortodoxa de origen sudafricano, pero que se convirtió al cristianismo en su juventud, nació con sordera y durante su vida adulta perdió la vista a consecuencia del síndrome de Usher, pero siempre se mantuvo entero y continuó viviendo de manera independiente, viajando por el mundo y haciendo obras de caridad.
Este excepcional ser humano se ha desempeñado además como un calificado masajista terapéutico y aprendió a comunicarse en quince idiomas.
A lo largo de sus mensajes, Cyril buscó siempre desafiar al mundo con una llamada a potenciar y aprender de las personas con discapacidad. Es un convencido de que las personas con discapacidad y los niños son “ángeles” enviados de Dios que nos ayudan a todos a aprender valiosas lecciones de amor incondicional, confianza, esperanza, fe y paz interior.
Sin embargo, es sólo a través de la integración y el empoderamiento de las personas y los niños con discapacidad que podrá “brillar su luz sobre el mundo, demostrando que somos capaces de aprender las lecciones valiosas de la vida”, aunque reconoce que “es triste decir que está ocurriendo raramente en este momento presente”.
Con 70 años sobre sus espaldas, Axelrod cree también que su sordoceguera es una bendición y una poderosa herramienta de enseñanza para ayudar a los demás: “Para la mayoría de la gente la sordoceguera es algo indecible, impensable, inimaginable. Para mí se ha convertido en una nueva forma de vida que me ha ofrecido una nueva dirección... se ha convertido en el mejor maestro en mi vida”.
Actualmente el Padre Cyril se mantiene activo y continúa con sus viajes alrededor del mundo.

Tutankamon dijo...

Excelente Karina, así es como se puede lograr que este blog, se transforme en un sitio donde todo el mundo ingrese con el propósito de aportar comentarios de interés

A los que desde el anonimato sólo fastidian, ignorémoslos

Tutankamon dijo...

Excelente Karina, así es como se puede lograr que este blog, se transforme en un sitio donde todo el mundo ingrese con el propósito de aportar comentarios de interés

A los que desde el anonimato sólo fastidian, ignorémoslos

Tutankamon dijo...

Excelente Karina, así es como se puede lograr que este blog, se transforme en un sitio donde todo el mundo ingrese con el propósito de aportar comentarios de interés

A los que desde el anonimato sólo fastidian, ignorémoslos

Escuela para todos Luz ONG dijo...

Gracias a vos Julio y a Karina por sus aportes.. un abrazo
ale

Tutankamon dijo...

El placer está en tus manos
Mario Vargas Llosa
Para LA NACION
MADRID
Hace algún tiempo, hubo un pequeño alboroto mediático en España al descubrirse que la Junta de Gobierno de Extremadura, en manos de los socialistas, había organizado, dentro de su plan de educación sexual de los escolares, unos talleres de masturbación para niños y niñas a partir de los 14 años, campaña a la que bautizó, no sin picardía, "El placer está en tus manos".
Ante las protestas de algunos contribuyentes de que se invirtiera de este modo el dinero de los impuestos, los voceros de la Junta alegaron que la educación sexual de los niños era indispensable para "prevenir embarazos no deseados" y que, por lo tanto, las clases de masturbación servirían para "evitar males mayores".
En la polémica que el asunto provocó, la Junta de Extremadura recibió las felicitaciones y el apoyo de la Junta de Andalucía, cuya consejera de Igualdad y Bienestar, Micaela Navarro, anunció que aquella iniciativa era importante y que en Andalucía comenzaría en breve el lanzamiento de una campaña similar a la extremeña.
De otro lado, un intento de acabar con los talleres de masturbación mediante una acción judicial que intentó una organización afín al Partido Popular y bautizada -con no menos chispa- "Manos limpias" fracasó estrepitosamente, pues la Fiscalía del Tribunal de Justicia de Extremadura no dio curso a la denuncia y la archivó.
¡A masturbarse, pues, niños y niñas del mundo! ¡Cuánta agua ha corrido en este viejísimo planeta que todavía nos soporta a los humanos, desde que, en mi niñez, los padres salesianos y los hermanos de La Salle -dos colegios en los que estudié la primaria- nos asustaban con el espantajo de que los "malos tocamientos" producían la ceguera, la tuberculosis y la imbecilidad! Ahora, seis décadas después, ¡clases de paja en las escuelas! Eso se llama progreso, señores. ¿Lo es, de veras?
La curiosidad, no la maledicencia, me acribilla el cerebro de preguntas. ¿Pondrán notas? ¿Tomarán exámenes? ¿Los talleres serán sólo teóricos o también prácticos? ¿Qué proezas tendrán que realizar el alumno y la alumna para sacar la nota de excelencia y qué fiascos para ser desaprobados? ¿Dependerá de la cantidad de conocimientos que su memoria retenga o de la velocidad, cantidad y consistencia de los orgasmos que produzca la destreza táctil de chicos y chicas? No son bromas. Si se tiene la audacia de abrir talleres para iluminar a la puericia en las artes y técnicas de la masturbación, todas ellas son perfectamente pertinentes.
Diré de entrada que no tengo el menor reparo moral que oponer a la iniciativa "El placer está en tus manos" de la Junta de Extremadura. Reconozco las buenas intenciones que la animan y admito, incluso, que, mediante campañas de esta índole no es imposible que disminuyan los embarazos no queridos. Mi crítica es de índole sensual y sexual. Me temo que en vez de liberar a los niños de las supersticiones, mentiras y prejuicios que tradicionalmente han rodeado al sexo, iniciativas como la de los talleres de masturbación lo trivialicen de tal modo que acaben por convertirlo en un ejercicio sin misterio, disociado del sentimiento y la pasión, privando de este modo a las futuras generaciones de una fuente de placer que ha irrigado hasta ahora de manera fecunda la imaginación y la creatividad de los seres humanos.

Tutankamon dijo...

El placer está en tus manos
Mario Vargas Llosa
Para LA NACION
MADRID
Hace algún tiempo, hubo un pequeño alboroto mediático en España al descubrirse que la Junta de Gobierno de Extremadura, en manos de los socialistas, había organizado, dentro de su plan de educación sexual de los escolares, unos talleres de masturbación para niños y niñas a partir de los 14 años, campaña a la que bautizó, no sin picardía, "El placer está en tus manos".
Ante las protestas de algunos contribuyentes de que se invirtiera de este modo el dinero de los impuestos, los voceros de la Junta alegaron que la educación sexual de los niños era indispensable para "prevenir embarazos no deseados" y que, por lo tanto, las clases de masturbación servirían para "evitar males mayores".
En la polémica que el asunto provocó, la Junta de Extremadura recibió las felicitaciones y el apoyo de la Junta de Andalucía, cuya consejera de Igualdad y Bienestar, Micaela Navarro, anunció que aquella iniciativa era importante y que en Andalucía comenzaría en breve el lanzamiento de una campaña similar a la extremeña.
De otro lado, un intento de acabar con los talleres de masturbación mediante una acción judicial que intentó una organización afín al Partido Popular y bautizada -con no menos chispa- "Manos limpias" fracasó estrepitosamente, pues la Fiscalía del Tribunal de Justicia de Extremadura no dio curso a la denuncia y la archivó.
¡A masturbarse, pues, niños y niñas del mundo! ¡Cuánta agua ha corrido en este viejísimo planeta que todavía nos soporta a los humanos, desde que, en mi niñez, los padres salesianos y los hermanos de La Salle -dos colegios en los que estudié la primaria- nos asustaban con el espantajo de que los "malos tocamientos" producían la ceguera, la tuberculosis y la imbecilidad! Ahora, seis décadas después, ¡clases de paja en las escuelas! Eso se llama progreso, señores. ¿Lo es, de veras?
La curiosidad, no la maledicencia, me acribilla el cerebro de preguntas. ¿Pondrán notas? ¿Tomarán exámenes? ¿Los talleres serán sólo teóricos o también prácticos? ¿Qué proezas tendrán que realizar el alumno y la alumna para sacar la nota de excelencia y qué fiascos para ser desaprobados? ¿Dependerá de la cantidad de conocimientos que su memoria retenga o de la velocidad, cantidad y consistencia de los orgasmos que produzca la destreza táctil de chicos y chicas? No son bromas. Si se tiene la audacia de abrir talleres para iluminar a la puericia en las artes y técnicas de la masturbación, todas ellas son perfectamente pertinentes.
Diré de entrada que no tengo el menor reparo moral que oponer a la iniciativa "El placer está en tus manos" de la Junta de Extremadura. Reconozco las buenas intenciones que la animan y admito, incluso, que, mediante campañas de esta índole no es imposible que disminuyan los embarazos no queridos. Mi crítica es de índole sensual y sexual. Me temo que en vez de liberar a los niños de las supersticiones, mentiras y prejuicios que tradicionalmente han rodeado al sexo, iniciativas como la de los talleres de masturbación lo trivialicen de tal modo que acaben por convertirlo en un ejercicio sin misterio, disociado del sentimiento y la pasión, privando de este modo a las futuras generaciones de una fuente de placer que ha irrigado hasta ahora de manera fecunda la imaginación y la creatividad de los seres humanos.

Tutankamon dijo...

continuacion
La masturbación no necesita ser enseñada: ella se descubre en la intimidad y es uno de los quehaceres humanos que fundan la vida privada y van desgajando al niño y a la niña de su entorno familiar, individualizándolos y sensibilizándolos gracias al mundo secreto de los deseos e instruyéndolos sobre asuntos capitales como lo sagrado, el mito, el tabú, el cuerpo y el placer. Por eso, destruir los ritos privados y acabar con la discreción y el pudor que han acompañado al sexo no es combatir un prejuicio, sino amputar de la vida sexual aquella dimensión que fue surgiendo en torno a ella a medida que la cultura y el desarrollo de las artes y las letras iban enriqueciéndola y convirtiéndola a ella misma en obra de arte.
Sacar el sexo de las alcobas para exhibirlo en la plaza pública es, paradójicamente, no liberalizarlo, sino regresarlo a los tiempos de la caverna, cuando las parejas no habían aprendido todavía a hacer el amor, sólo a copular y ayuntarse, como los monos y los perros. La supuesta liberación del sexo, uno de los rasgos más acusados de la modernidad en las sociedades occidentales, dentro de la cual se inscribe esta idea de dar clases de masturbación en las escuelas, quizá consiga abolir ciertas ideas falsas y estúpidas sobre el onanismo. En buena hora. Pero también contribuirá a asestar otra puñalada al erotismo y, acaso, a abolirlo. ¿Quién saldrá ganando? No los libertarios ni los libertinos, sino los puritanos y las iglesias. Y continuará el empobrecimiento y banalización del amor que caracteriza a nuestra época.
La idea de los talleres de masturbación es un nuevo eslabón en el movimiento que, para ponerle una fecha de nacimiento, comenzó en París, en mayo de 1968, y pretende poner fin a todos los obstáculos y prevenciones de carácter religioso e ideológico que, desde tiempos inveterados, han reprimido la vida sexual, provocando innumerables sufrimientos, sobre todo a las mujeres y a las minorías sexuales, así como frustración, neurosis y desequilibrios psíquicos de todo orden en quienes, debido a la rigidez de la moral reinante, se han visto discriminados, censurados y condenados a una insegura clandestinidad.
Este movimiento ha tenido muy saludables consecuencias, desde luego, en los países occidentales, aunque en otras culturas ha exacerbado las prohibiciones y represiones. El mito y culto de la virginidad que pesaba como una lápida sobre la mujer se ha evaporado, por fortuna, y gracias a ello y a la generalización del uso de la píldora las mujeres gozan hoy, si no exactamente de la misma libertad que los hombres, al menos de un margen de libertad sexual infinitamente más ancho que sus abuelas y bisabuelas, y que sus congéneres de los países musulmanes y tercermundistas.
De otro lado, aunque sin desaparecer del todo, han ido reduciéndose los prejuicios y anatemas, y las disposiciones legales que hasta hace pocos años penaban la homosexualidad y la consideraban una práctica perversa. Poco a poco, va admitiéndose en los países occidentales el matrimonio entre personas del mismo sexo con los mismos derechos que los de las parejas heterosexuales, incluido el de adoptar niños. Y, también de manera paulatina, va extendiéndose la idea de que, en materia sexual, lo que hagan o dejen de hacer entre ellos los adultos en uso de razón y decisión es prerrogativa suya y nadie, empezando por el Estado, debe inmiscuirse en el asunto.
Todo esto constituye un progreso, por supuesto. Pero es un error creer, como los promotores de este movimiento liberador, que desacralizándolo, desvistiéndolo

Tutankamon dijo...

La masturbación no necesita ser enseñada: ella se descubre en la intimidad y es uno de los quehaceres humanos que fundan la vida privada y van desgajando al niño y a la niña de su entorno familiar, individualizándolos y sensibilizándolos gracias al mundo secreto de los deseos e instruyéndolos sobre asuntos capitales como lo sagrado, el mito, el tabú, el cuerpo y el placer. Por eso, destruir los ritos privados y acabar con la discreción y el pudor que han acompañado al sexo no es combatir un prejuicio, sino amputar de la vida sexual aquella dimensión que fue surgiendo en torno a ella a medida que la cultura y el desarrollo de las artes y las letras iban enriqueciéndola y convirtiéndola a ella misma en obra de arte.
Sacar el sexo de las alcobas para exhibirlo en la plaza pública es, paradójicamente, no liberalizarlo, sino regresarlo a los tiempos de la caverna, cuando las parejas no habían aprendido todavía a hacer el amor, sólo a copular y ayuntarse, como los monos y los perros. La supuesta liberación del sexo, uno de los rasgos más acusados de la modernidad en las sociedades occidentales, dentro de la cual se inscribe esta idea de dar clases de masturbación en las escuelas, quizá consiga abolir ciertas ideas falsas y estúpidas sobre el onanismo. En buena hora. Pero también contribuirá a asestar otra puñalada al erotismo y, acaso, a abolirlo. ¿Quién saldrá ganando? No los libertarios ni los libertinos, sino los puritanos y las iglesias. Y continuará el empobrecimiento y banalización del amor que caracteriza a nuestra época.
La idea de los talleres de masturbación es un nuevo eslabón en el movimiento que, para ponerle una fecha de nacimiento, comenzó en París, en mayo de 1968, y pretende poner fin a todos los obstáculos y prevenciones de carácter religioso e ideológico que, desde tiempos inveterados, han reprimido la vida sexual, provocando innumerables sufrimientos, sobre todo a las mujeres y a las minorías sexuales, así como frustración, neurosis y desequilibrios psíquicos de todo orden en quienes, debido a la rigidez de la moral reinante, se han visto discriminados, censurados y condenados a una insegura clandestinidad.
Este movimiento ha tenido muy saludables consecuencias, desde luego, en los países occidentales, aunque en otras culturas ha exacerbado las prohibiciones y represiones. El mito y culto de la virginidad que pesaba como una lápida sobre la mujer se ha evaporado, por fortuna, y gracias a ello y a la generalización del uso de la píldora las mujeres gozan hoy, si no exactamente de la misma libertad que los hombres, al menos de un margen de libertad sexual infinitamente más ancho que sus abuelas y bisabuelas, y que sus congéneres de los países musulmanes y tercermundistas.
De otro lado, aunque sin desaparecer del todo, han ido reduciéndose los prejuicios y anatemas, y las disposiciones legales que hasta hace pocos años penaban la homosexualidad y la consideraban una práctica perversa. Poco a poco, va admitiéndose en los países occidentales el matrimonio entre personas del mismo sexo con los mismos derechos que los de las parejas heterosexuales, incluido el de adoptar niños. Y, también de manera paulatina, va extendiéndose la idea de que, en materia sexual, lo que hagan o dejen de hacer entre ellos los adultos en uso de razón y decisión es prerrogativa suya y nadie, empezando por el Estado, debe inmiscuirse en el asunto.
Todo esto constituye un progreso, por supuesto. Pero es un error creer, como los promotores de este movimiento liberador, que desacralizándolo, desvistiéndolo

Marcelo montenegro solís ( tw) dijo...

Excelente artículo .. Tutankamon.. felicitaciones, lo copiare en face..
saludos

Marcelo M

Marcelo montenegro solís ( tw) dijo...

l líder de la CGT opositora, Hugo Moyano, aseguró ayer que “el Rodrigazo se puso en funcionamiento hace un tiempo, porque las cosas aumentan cada vez más”. Se sumó así a la polémica desatada la semana pasada por el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren, que habló de los efectos que podría causar un desborde de la inflación y de la puja salarial.

Moyano subrayó que “el Gobierno debería tener sumo cuidado en el tema de la inflación”. También criticó a los empresarios que “buscan meterle miedo a la sociedad”, porque “quieren que el salario de los trabajadores pierda poder adquisitivo”. En tal sentido, sostuvo que “no podemos hablar” de una situación similar a la de 1975, pero alertó que “evidentemente está en marcha ese tipo de temas”.

El dirigente camionero adelantó que no cederá en la puja de ingresos y la CGT que le responde se reunirá mañana para insistir con sus reclamos de 25% de aumento salarial en paritarias y aumentar el piso para tributar en el Impuesto a las Ganancias.

Por su parte, De Mendiguren dijo ayer que “no fue feliz” su última comparación de la época actual con lo ocurrido en 1975 con el Rodrigazo y planteó “el problema que puede traer la politización (de las negociaciones colectivas de 2013) por distintos sectores gremiales, que hoy se encuentran divididos en la discusión salarial”.

En tanto, Moyano insistió: “Yo creo que dicen esto para asustar a la sociedad. No podemos hablar del Rodrigazo, como se dio en su momento, pero si tomamos la situación actual, se está poniendo en funcionamiento hace un tiempo. Por eso, el Gobierno tiene que tener sumo cuidado con el tema de la inflación”, enfatizó.

Tutankamon dijo...

Ayer se cumplieron once meses del accidente acaecido en el Sarmiento.
Mientras tanto, el gobierno sigue ignorando el accidente y jamás fué mencionado en el "alo presidenta" para los aplaudidores.

Justamente ayer, un "chirolita" del gobierno, organizó una panfleteada en Plaza Miserere, destacando las bondades del servicio.

Esto lo publicó hoy el multimedio enemigo

Ahora sabés en cuántos minutos llega el próximo tren a la estación.

Estamos cambiando el Sarmiento. Confiá en nosotros ”. Esto se lee en los folletos que el Ministerio del Interior y Transporte de la Nación decidió repartir en la terminal de trenes de Once justo ayer a la mañana, cuando se cumplieron 11 meses del brutal choque, a causa del cual murieron 51 personas y resultaron heridas más de 700.

Fuentes de la cartera que conduce Florencio Randazzo confirmaron a Clarín que la panfleteada fue desactivada a la hora de haberse iniciad o —alrededor de las 9—, cuando se enteraron de que a media mañana los familiares de las víctimas de la tragedia iban a realizar un acto en el memorial ubicado al costado del primer andén de la terminal ferroviaria.

Continua

Tutankamon dijo...

continuacion

Los voceros de Transporte consultados por este diario dijeron que los panfletos “ se habían comenzado a repartir hoy (por ayer)” y admitieron que los organizadores de la actividad no habían tenido en cuenta que justo ayer se cumplían once meses de la tragedia.

Los volantes llevan un logotipo sobre el transporte público y las firmas del Ministerio del Interior y Transporte y de la Presidencia de la Nación. En un lado del panfleto figura la imagen de una pantalla de andén que indica el tiempo que demora en llegar una formación a la estación, debajo de la cual se lee: “Es tuyo, cuidalo”. En el otro lado está inscripta la leyenda en la que instan a los usuarios a confiar en el Gobierno nacional.

La distribución de este volante de propaganda oficial coincidió no solamente con la conmemoración del accidente fatal —como consecuencia del cual dos ex secretarios de Transporte del kirchnerismo están procesados por la Justicia—, sino también con dos trenes del ferrocarril Sarmiento que se detuvieron debido a fallas de índole técnica.

La primera formación se detuvo a la mañana, en Liniers, y obligó a los pasajeros a caminar entre las vías. La otra se quedó en Floresta, a la tarde, debido a lo cual durante varias horas estuvieron sin salir de Once los trenes que realizan el recorrido entre esa estación y la de Liniers. Mientras la formación siguió parada en Floresta, el servicio se prestó sólo para el trayecto acotado de Moreno-Liniers.

El vendedor de un puesto callejero ubicado frente a la plaza Miserere contó que durante la mañana estuvo estacionado un “camión celeste” del ministerio, sobre Mitre, entre Pueyrredón y Ecuador. “Estuvieron repartiendo folletos, pero después se fueron”, afirmó. En la vereda, donde las colas para tomar colectivos eran de media cuadra, porque ese servicio del Sarmiento no funcionaba, había panfletos destruidos en pedazos.

Coty dijo...

Es terrible que no haya justicia en este país, pobres las víctimas de Once, ciertamente.
solidaricemosnos todos.. con esta causa

saludos
Constanza del twiter